Realidades del Paraíso Rincoeño: anciana rodeada de riqueza y vive en necesidad

 Por Valeria Lazú Rosado

 

                                        Residencia de Eva Arizmendi. Foto tomada por Valeria Lazú.

La mujer reside con sus dos hijas en el barrio más adinerado del pueblo. Sin embargo, no cuenta con los recursos necesarios para vivir cómodamente.

Eva Arizmendi, contó que llegó al barrio Puntas de Rincón cuando tenía veinte años de edad. Desde aquel entonces, ha vivido en la misma casa construida en madera y con un techo hecho en zinc. Nunca trabajó, se dedicó enteramente a cuidar a sus hijas Felícita y Rosa López. "Mi esposo tenía un negocio, y yo le ayudaba cuando podía, pero no tenía trabajo fijo", expresó Arizmendi. Agregó que cuando su pareja falleció, el negocio cesó operaciones y se quedaron "las tres solitas, como el trío de los Reyes Magos". Actualmente continúan viviendo juntas.

Su hogar, con el pasar de los años, se ha ido deteriorando cada vez más. La octogenaria comentó que el municipio sólo ha brindado ayuda durante la época de temporales. La vivienda contiene varios toldos azules en las afueras, el techo ha comenzado a filtrar agua al interior de la casa y no han podido realizar los trabajos necesarios para detener la filtración. Tampoco tienen carro, pues todos se han dañado y no cuentan con los recursos para arreglaros. Añadió que esto complica su situación aún más, pues dependen de otros para poder hacer sus diligencias.

Arizmendi indicó que aunque la ayuda del municipio ha sido poca, sí ha recibido apoyo de otros grupos e instituciones. Hace unas semanas la visitaron un grupo de catequistas de la parroquia Santa Rosa de Lima, y estos le llevaron varias cajas con donaciones de comida, ropa y artículos de primera necesida. Dijo que "eso estuvo tan bueno, me llevaron una serenata y todo."

Ante esta situación, los vecinos se han ofrecido para brindarle ayuda. Nancy Lee Muñoz, residente del barrio, comentó que es un poco difícil, porque "Eva se cohibe en pedir ayuda y nunca nos ha dejado entrar a la casa". Aún así, cuando tienen la oportunidad, le llevan alguna aportación, tales como alimentos, ropa o una donación monetaria. "Ella dice que solo necesita compañía, pero después le miras la ropita y está toda rota y dice que no tiene comida.", explicó Muñoz.

                     Eva Arizmendi junto a Nancy Lee Muñoz. Foto tomada por Valeria Lazú

Los vecinos del barrio, por iniciativa propia, están planificando realizarle varias mejoras a la pequeña casa de madera, recolectando el dinero y la mano de obra entre ellos mismos.


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